¿Se puede saber si estas embarazada en una ecografía ginecológica?

¿Se puede saber si estas embarazada en una ecografía ginecológica?

En una ecografía ginecológica se puede saber si estás embarazada recién a partir de las cuatro semanas de gestación, cuando es visible el saco gestacional. Por lo tanto, el test de embarazo es la prueba para confirmarlo más temprano. Una vez confirmado el embarazo con los tests en orina y/o sangre, se realiza una primera ecografía transvaginal para evaluar la salud del bebé en desarrollo, generalmente entre las ocho y las diez semanas de gestación.

Ante la falta o el retraso del período menstrual, una de las posibilidades es que estés embarazada. La forma más temprana de confirmarlo es con el test de embarazo en orina, que detecta los niveles aumentados de la hormona gonadotropina coriónica humana (GCH, o hCG en inglés). Esta hormona se eleva rápidamente desde los primeros días de embarazo. Sus niveles también pueden medirse cuantitativamente con un análisis de sangre, en un laboratorio clínico. 

¿Se puede saber si estás embarazada en una ecografía ginecológica?

En una ecografía ginecológica se puede saber si estás embarazada pero recién después de las cuatro semanas de gestación. Esto se debe a que el rango de resolución de la ecografía es a partir de un milímetro y el saco gestacional no es visible hasta que alcanza ese tamaño, hacia la cuarta semana de gestación. 

Una vez que el embarazo ha sido confirmado con el test en orina y/o con el análisis de sangre, el médico solicitará una primera ecografía transvaginal. Se recomienda realizar esta ecografía temprana entre las seis y las diez semanas de gestación.

La ecografía transvaginal, ¿representa algún riesgo para el feto?

No, la ecografía transvaginal no representa ningún riesgo para el feto ni para la mujer. Como se explica con más detalle en otras notas de este blog, la ecografía utiliza ondas de ultrasonido, que no han sido asociadas con ningún tipo de daño para el feto en desarrollo. Debido a que no se utilizan rayos X, no hay exposición a ningún tipo de radiación ionizante. 

La ecografía transvaginal se realiza como de manera habitual, con un transductor muy delgado que se introduce suavemente en la vagina. No se necesita ninguna preparación previa y no se utiliza ningún tipo de fármaco ni se requiere ninguna clase de anestesia. Es un estudio ambulatorio y al terminar, se continúa con las actividades diarias normales.

En la primera ecografía transvaginal se constata el embarazo y si se trata de un solo bebé o de un embarazo múltiple; se verifica que el embrión esté bien ubicado, su ritmo cardiaco y el tamaño (con lo cual se calcula la edad gestacional y la fecha probable del parto, según la ecografía). Este examen también permite constatar el estado de los órganos genitales internos de la mujer (ovarios y cuello uterino).

Se recomienda realizar al menos dos ecografías más durante el embarazo, una por trimestre, pero a partir del segundo trimestre se realizan por vía transabdominal. La segunda ecografía suele realizarse entre las semanas 18 y 23, y la tercera, entre las semanas 30 y 34. Puede continuar leyendo más información en el siguiente link.

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¿Cuáles son los distintos tipos de ecografía ginecológica?

¿Cuáles son los distintos tipos de ecografía ginecológica?

De acuerdo con el equipamiento técnico con el cual se realice, hay dos tipos de ecografía ginecológica: transabdominal y transvaginal. Cuando el médico solicita una ecografía Doppler ginecológica se agrega el efecto Doppler a la ecografía estándar. 

La ecografía ginecológica es un método de diagnóstico por imágenes en el que se utilizan ondas de ultrasonido para explorar los órganos reproductivos femeninos: el útero y el cuello del útero (cérvix), los ovarios, las trompas de Falopio y la vagina. Cuando la ecografía se realiza para el seguimiento del embarazo, se denomina ecografía obstétrica y tiene otras finalidades.

Los principios del método son los mismos que para todas las ecografías. De manera muy resumida: se utiliza un transductor-receptor, que emite ondas de alta frecuencia (o ultrasonido) y recibe el “eco” que generan al rebotar a su paso por los diferentes tejidos y órganos. Las ondas captadas son transmitidas a una computadora, donde se convierten en imágenes visibles en una pantalla, en escala de grises. Para conocer más acerca del método puede consultar la nota: “¿Qué es una ecografía?

Según el transductor que se utilice, existen dos tipos de ecografía ginecológica:

  1. Ecografía transabdominal: muchas veces indicada por el médico simplemente como ecografía ginecológica. Se emplea un transductor externo, que se apoya suavemente y se desliza sobre la piel del abdomen bajo y la pelvis, previa aplicación de una capa delgada de un gel incoloro para facilitar el desplazamiento del transductor y eliminar el aire interpuesto, que puede reducir la calidad de las imágenes.
  2. Ecografía transvaginal: se realiza con un transductor interno, especialmente diseñado, que se introduce suavemente en la vagina. Este transductor tiene un diámetro ligeramente superior a un tampón y se utiliza siempre con un protector de látex nuevo, que se descarta al finalizar cada estudio. Además, se aplica una delgada capa de gel transparente a dicho protector, para lubricarlo y que cualquier molestia sea mínima.

Cuando a la ecografía se agrega el “efecto Doppler”, se obtiene información sobre la velocidad y el flujo de sangre en los órganos ubicados en la cavidad pelviana. Este estudio se conoce como ecografía Doppler ginecológica o transvaginal. 

Ambos tipos de ecografía ginecológica, transabdominal y transvaginal, tienen en común que:

  • Son completamente indoloras, 
  • Se realizan de manera ambulatoria en un consultorio, y al terminar continúa con su vida cotidiana normal,
  • No se requiere ningún tipo de sedación ni anestesia,
  • No se requiere estar en ayunas,
  • Son seguras, debido a que no se usa radiación ionizante (rayos X)
  • Se completan rápidamente, en pocos minutos, 
  • Permiten evaluar las características morfológicas de los órganos en la pelvis (tamaño, forma, posición, espesor), la presencia y la posición del dispositivo intrauterino (DIU), la presencia de masas o tumoraciones anormales, así como de líquido en la pelvis o sus órganos, y contribuyen al diagnóstico de embarazo ectópico o infecciones.  

¿En qué difieren estos dos tipos de ecografía ginecológica, más allá del transductor? Además de la clase de transductor empleado, hay diferencias en la preparación y algunos usos médicos más específicos. 

Preparación para la ecografía ginecológica o transabdominal

Se le solicitará beber tres o cuatro vasos de agua o líquido por lo menos una hora antes de la cita programada, y no vaciar la vejiga hasta terminar el estudio. El motivo es que el útero y los anexos se encuentran detrás de la vejiga y es difícil visualizarlos; debido a que las ondas de sonido atraviesan mejor el líquido, las imágenes mejoran notablemente con la vejiga llena. Además, la vejiga llena desplaza las asas de intestino que también puede interponerse en el recorrido de las ondas de ultrasonido y disminuir la calidad de las imágenes por la presencia de gases intestinales.

Preparación para la ecografía transvaginal

La ecografía transvaginal no requiere ninguna preparación especial, es decir que no es necesario beber agua previamente; inmediatamente antes de realizar el estudio, se le solicitará que evacúe la vejiga. 

Usos: ¿qué detecta la ecografía transvaginal?

La ecografía transvaginal permite visualizar mejor los órganos internos femeninos, sin interposición de la vejiga, desde ángulos que no pueden obtenerse con el transductor transabdominal. Es especialmente útil, entre otras indicaciones, para evaluar el endometrio (capa interna del útero) y el cuello uterino (cérvix), y para determinar la reserva ovárica y la presencia de patología en los órganos pelvianos, en las consultas sobre fertilidad. Se ha convertido además en la herramienta fundamental para monitorear el tamaño de los folículos ováricos, en los protocolos de fertilización in vitro (indica el mejor momento para aspirar el óvulo). 

Ahora que ya sabes cuáles son los distintos tipos de ecografías ginecológicas y para qué sirven, solicita un turno en Diagnóstico Rojas y previene cualquier tipo de enfermedad.

Ecografía abdominal: preparación

Ecografía abdominal: preparación

Para la ecografía abdominal el único requerimiento es el ayuno durante al menos ocho horas, antes del momento del estudio programado. Es decir, que no debe ingerir sólidos ni líquidos. La ecografía abdominal es un estudio indoloro, ambulatorio y seguro. Al concluir, podrá continuar con sus actividades diarias habituales. 

La ecografía abdominal es un estudio por imágenes no invasivo, que utiliza ondas de ultrasonido para examinar los órganos dentro de la cavidad abdominal: el hígado, la vesícula biliar, el bazo, el páncreas y/o la arteria aorta. Si el médico que solicita el estudio lo indica, el estudio puede completarse con la evaluación del flujo de sangre en las arterias y/o venas de un órgano determinado; esto sucede en la ecografía Doppler o con efecto Doppler. Puede consultar información adicional en el siguiente artículo: ¿Cómo se hace la ecografía abdominal?.

Preparación para la ecografía abdominal: ayunas

Se debe estar en ayunas para la ecografía abdominal. Se le solicitará ayuno de ocho (8) horas como mínimo, previo al estudio. En algunos casos, puede requerirse ayuno de doce (12) horas.  Esto significa que no debe ingerir ningún alimento sólido ni bebidas

Una pregunta frecuente es: ¿se puede beber agua antes de la ecografía abdominal? Se aconseja no beber agua ni ninguna otra clase de líquidos. Si debe tomar algún medicamento habitual, puede hacerlo con la cantidad mínima de agua necesaria (un cuarto de vaso de agua, por ejemplo). 

El día del estudio, concurra con ropa cómoda y holgada. Se le solicitará que se coloque una bata de tipo hospitalaria, que se le entregará en el momento de realizar el estudio. 

Si tiene colocado algún aro piercing, es posible que se le solicite retirarlo transitoriamente. Esto se debe a que la presencia del metal puede interferir con la obtención de las imágenes y crear artefactos que impiden visualizar los órganos en la cavidad abdominal.

¿Cómo es el procedimiento?

Se le solicitará que se acueste en decúbito dorsal (boca arriba) en una camilla de examen especial. Durante el estudio, se le puede solicitar que se coloque de costado, para mejorar la visión de algunos órganos. En el momento oportuno se le indicará la posición adecuada, si fuera necesario.

Un técnico en ecografía o especialista en imágenes colocará un gel incoloro sobre la piel del abdomen, para facilitar el desplazamiento del transductor y eliminar la capa de aire entre la piel y el transductor, que puede interferir con la obtención de las imágenes. Este gel es hidrosoluble y se quita fácilmente al terminar el estudio; dicho gel no mancha ni causa descoloración de la ropa.

Para realizar la ecografía, el transductor se desplazará sobre la región a explorar, ejerciendo una presión muy suave. El estudio es completamente indoloro; sin embargo, si está cursando un cuadro clínico con dolor abdominal, es posible que tenga algunas molestias. Avise al personal que realiza el estudio si esto ocurre.

Características de la ecografía de abdomen

  • Es un estudio por imágenes no invasivo (no se usan agujas ni inyecciones)
  • Es completamente indoloro
  • Se completa en aproximadamente 10 minutos
  • Es ambulatorio, es decir que se realiza en un consultorio, sin internación
  • No requiere ningún tipo de anestesia
  • No utiliza radiación ionizante (rayos X)
  • Es seguro y no se asocia con ningún riesgo conocido para la salud

La principal limitación de la ecografía de abdomen es que las ondas de ultrasonido son interrumpidas por la presencia de aire o gas. Por lo tanto, no es la técnica de imágenes ideal para examinar ya sea órganos que contienen aire como el intestino, o que se encuentran detrás del intestino. Las personas obesas tienen mayor cantidad de tejido interpuesto y esto atenúa las ondas de ultrasonido que deben atravesarlo de ida y vuelta, hacia el transductor.

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Ecografía después de la mamografía ¿qué detecta?

Ecografía después de la mamografía ¿qué detecta?

Es frecuente que se solicite una ecografía mamaria después de la mamografía o que ambos estudios se indiquen juntos. Pero, ¿por qué?

Esto sucede porque la mamografía y la ecografía mamarias son dos exámenes complementarios que ayudan a la detección temprana del cáncer de mama. La primera utiliza rayos X y la segunda, ultrasonido, para detectar alteraciones o cambios en la estructura y los tejidos mamarios. En especial, ambos estudios suelen solicitarse juntos cuando las mamas son densas.

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La ecografía mamaria bilateral y la mamografía son estudios complementarios, es decir que cada uno aporta información que al combinarse, permite valorar mejor el estado de las mamas. Cada estudio se fundamenta en diferentes principios y métodos técnicos, por lo tanto las imágenes obtenidas aportan datos que se complementan entre sí. 

Para realizar la mamografía se utiliza radiación ionizante (rayos X) en baja dosis, mientras que para la ecografía mamaria se usan ondas de ultrasonido para obtener imágenes de los tejidos mamarios. Un examen no reemplaza al otro y de acuerdo con la indicación médica, pueden realizarse juntos una vez al año o con la frecuencia que sea más apropiada para cada paciente.

La mamografía es el método más confiable y de mayor precisión para detectar temprano el cáncer de mama, en mujeres sin síntomas ni antecedentes familiares de cáncer de mama. Está indicada a partir de los 35 años, una vez por año, como método de screening o pesquisa del cáncer de mama; también tiene indicación en mujeres con síntomas, para diagnóstico por ejemplo, de un nódulo palpable.

¿Qué detecta la mamografía, que no detecta la ecografía?

Está demostrado que la mamografía anual reduce la mortalidad debido a cáncer de mama al permitir el hallazgo de tumores de pequeño tamaño, incluso no palpables, cuando las posibilidades de curación son máximas. También detecta y permite caracterizar las microcalcificaciones, que son una forma de presentación muy frecuente del cáncer de mama en su etapa más temprana. 

¿Por qué una ecografía después de la mamografía?

La mamografía permite hallar cánceres de apenas pocos milímetros, pero hay algunas lesiones que no son detectables. Se considera que la mamografía tiene una sensibilidad (capacidad para detectar alteraciones) entre 74% y 95% y una especificidad (capacidad para diferenciar hallazgos benignos de los que son malignos) de aproximadamente un 90%. Cuando se combina con la ecografía, la sensibilidad es cercana al 100 %. 

Por las características del estudio, la ecografía mamaria es sumamente útil para diferenciar los nódulos sólidos de los que tienen contenido líquido (quistes); esto no puede realizarse con la mamografía. Se indica generalmente a partir de los 30 años y es la técnica de imágenes a realizar inicialmente para las mujeres embarazadas o en período de lactancia. También tiene utilidad para las mujeres con implantes de siliconas. 

La ecografía mamaria se indica especialmente cuando las mamas son densas porque es cuando disminuye el rendimiento de la mamografía convencional. Las mamas densas tienen menos tejido adiposo que las mamas que no son densas y pueden tener más probabilidad de desarrollar cáncer. La ecografía en el momento o después de la mamografía mejora la detección de lesiones tempranas o sospechosas. Ambos estudios pueden indicarse también cuando existen otros factores de riesgo, como antecedentes familiares de cáncer de mama o una biopsia previa con diagnóstico de alguna lesión con alto riesgo, ayudando además a explorar la presencia de ganglios locales y/o axilares (estadificación).

La ecografía combinada con la mamografía es de gran ayuda en las pacientes con síntomas, por ejemplo un nódulo palpable que no se ve en la mamografía, más aún si se trata de una mujer con mamas densas y menor de 40 años. Juntas, la ecografía y la mamografía, tienen un valor predictivo negativo (probabilidad de no tener cáncer si el resultado es normal) del 97% al 100%.  

Los estudios por imágenes se comparan siempre con los resultados de años anteriores y se correlacionan con los antecedentes personales y familiares. A veces, el médico puede considerar necesario realizar estudios adicionales como una resonancia magnética nuclear, o puede indicar una punción-biopsia de mama para determinar si hay células malignas en una lesión sospechosa. Los hallazgos en los estudios por imágenes que se mantienen estables a lo largo del tiempo suelen ser benignos. 

Actualmente, se realiza mamografía digital en prácticamente todos los centros de salud; los archivos digitalizados pueden guardarse, facilitando la comparación con los estudios a futuro.  La tomosíntesis 3D es una técnica por imágenes más reciente, que tiene ventajas sobre otras técnicas de mamografía para evaluar mamas densas, independientemente de la edad. Permite un mejor contraste y definición de los tejidos superpuestos, optimiza la visualización de las microcalcificaciones y mejora la definición de las posibles alteraciones estructurales de la mama. 

En síntesis, en base a los principios técnicos de cada estudio, la mamografía y la ecografía mamaria bilateral informan características del tejido mamario que son muy útiles para aclarar dudas sobre la benignidad de una lesión y cuándo puede ser necesaria una biopsia para confirmar una sospecha. El objetivo principal es la detección temprana del cáncer de mama.  

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Ecografía ginecológica: ¿qué detecta?

Ecografía ginecológica: ¿qué detecta?

La ecografía ginecológica es el estudio por imágenes más efectivo para examinar los órganos en la pelvis femenina: útero y cuello del útero (cérvix), ovarios, vagina y trompas de Falopio. Existen dos técnica para el estudio: transabdominal y transvaginal. Es un estudio no invasivo, ambulatorio, es decir que al terminar puede continuar con sus actividades diarias, y no se utilizan rayos X.

Como se explica con más detalle en otras notas en este blog, la ecografía es una técnica por imágenes en la que se utilizan ondas de sonido de alta frecuencia (ultrasonido), inaudibles para el oído humano. Estas ondas se emiten mediante un transductor y en su recorrido, encuentran los diferentes órganos y tejidos del organismo,  en donde rebotan como un eco y vuelven reflejadas hacia el mismo transductor.

Cada tejido del cuerpo tiene una densidad diferente. Hay órganos huecos, otros sólidos y también con contenido de líquido. Esto hace que las ondas de sonido viajen a diferente velocidad: más rápido a través del hueso y más lento a través del aire. El líquido es buen conductor del sonido, por lo cual la ecografía es muy útil para detectar quistes (masas cuyo contenido es líquido) y fluido en la cavidad abdominal o en tejidos.

El transductor recibe las ondas reflejadas a distinta velocidad, las procesa y genera señales que son transmitidas a una computadora. Un programa informático convierte las señales de manera que se pueden visualizar en distintos tonos de grises en un monitor.  

Para la ecografía ginecológica, también conocida como ecografía de pelvis o pelviana, se pueden utilizar dos tipos de transductores: transabdominal o transvaginal. En el primer caso, el transductor se apoya y se desliza sobre la piel del abdomen y la pelvis, mientras que el transductor transvaginal es un dispositivo delgado como un tampón, que se introduce delicadamente en la vagina.

Para que el transductor se desplace más fácilmente, se aplica una capa de un gel incoloro, que se limpia fácilmente. Otra ventaja del uso de este gel es que elimina el aire que puede interponerse entre el cuerpo y el transductor, mejorando la calidad de las imágenes.

En la ecografía Doppler, el estudio se complementa con la medición de la velocidad y la dirección del flujo de sangre en ciertos órganos de la pelvis.

Las ventajas de la ecografía ginecológica son que es un método no invasivo, ambulatorio, no requiere sedación, no se usa radiación ionizante, la preparación es mínima (solo se requiere beber agua antes de la ecografía transabdominal) y es completamente indolora.

¿Qué detecta la ecografía ginecológica?

Ambos tipos de ecografía ginecológica, transabdominal y transvaginal, se indican con mucha frecuencia en la práctica clínica, para el control de los órganos pelvianos. Permite evaluar:  

  • el tamaño, la forma y la posición del útero y los ovarios,
  • el espesor y la densidad del endometrio (capa más interna del útero, que cambia mensualmente debido al ciclo menstrual) y del miometrio (capa de músculo del útero),
  • la presencia de líquido en los tejidos de la pelvis o en sus órganos,
  • la longitud y el espesor del cuello del útero o cérvix,
  • la forma y las características de la vejiga.

La ecografía ginecológica transabdominal es muy útil para detectar y evaluar:

  • Anormalidades en la estructura anatómica del útero, los ovarios o las trompas de Falopio,
  • Afecciones del endometrio, como por ejemplo, endometriosis,
  • La presencia y la posición del dispositivo intrauterino (DIU),
  • Quistes y diferentes tipos de masas o tumores en los órganos o tejidos en la pelvis,
  • Infecciones, incluida la enfermedad pélvica inflamatoria,
  • Embarazo ectópico (cuando el óvulo fecundado se implanta fuera del útero, generalmente en una de las trompas de Falopio),
  • El tamaño de los folículos en el ovario cuando se evalúa la fertilidad. Colabora además, para indicar el mejor momento para la aspiración del óvulo en los procedimientos de fertilización in vitro.

La ecografía transvaginal suele indicarse cuando se desea una mejor evaluación de las estructuras en la pelvis, debido a que brinda imágenes de mayor calidad y permite visualizar mejor los órganos desde ángulos que no pueden obtenerse con el transductor transabdominal. Debido a que no es necesario beber agua y retener orina antes de realizar el estudio, se evita la molestia de la vejiga llena como en la ecografía transabdominal.

¿Qué detecta la ecografía transvaginal?

En general se indica:

  • Para evaluar mejor el cuello del útero, el útero en posición de retroflexión o retroversión,
  • Cuando la paciente es obesa o hay mucho gas en el intestino (interpuesto en las imágenes),
  • Para monitorear el folículo ovárico y colaborar en la aspiración del óvulo,
  • Para evaluar el endometrio y la posibilidad de técnicas de fertilización in vitro,
  • Para detectar masas o líquido en la pelvis,
  • En casos de emergencia, cuando la vejiga está vacía y no puede realizarse la ecografía transabdominal.

Cabe mencionar que la ecografía ginecológica se indica además para confirmar el embarazo, y monitorear la salud fetal durante el mismo (ecografía obstétrica). La ecografía permite confirmar la edad del embarazo, los latidos fetales, la ubicación y características de la placenta, etc. En algunos casos, el médico puede solicitar una ecografía transvaginal, en especial en los primeros meses.

Para conocer en detalle la preparación para estos estudios, lea la siguiente nota.

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