Autor: Dr. Ricardo M. Rojas
Entrevista radial: avances tecnológicos en el diagnóstico del cáncer de mama
Entrevista radial: avances tecnológicos en el diagnóstico del cáncer de mama
Ecografía después de la mamografía ¿qué detecta?
Ecografía después de la mamografía ¿qué detecta?
Es frecuente que se solicite una ecografía mamaria después de la mamografía o que ambos estudios se indiquen juntos. Pero, ¿por qué?
Esto sucede porque la mamografía y la ecografía mamarias son dos exámenes complementarios que ayudan a la detección temprana del cáncer de mama. La primera utiliza rayos X y la segunda, ultrasonido, para detectar alteraciones o cambios en la estructura y los tejidos mamarios. En especial, ambos estudios suelen solicitarse juntos cuando las mamas son densas.
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La ecografía mamaria bilateral y la mamografía son estudios complementarios, es decir que cada uno aporta información que al combinarse, permite valorar mejor el estado de las mamas. Cada estudio se fundamenta en diferentes principios y métodos técnicos, por lo tanto las imágenes obtenidas aportan datos que se complementan entre sí.
Para realizar la mamografía se utiliza radiación ionizante (rayos X) en baja dosis, mientras que para la ecografía mamaria se usan ondas de ultrasonido para obtener imágenes de los tejidos mamarios. Un examen no reemplaza al otro y de acuerdo con la indicación médica, pueden realizarse juntos una vez al año o con la frecuencia que sea más apropiada para cada paciente.
La mamografía es el método más confiable y de mayor precisión para detectar temprano el cáncer de mama, en mujeres sin síntomas ni antecedentes familiares de cáncer de mama. Está indicada a partir de los 35 años, una vez por año, como método de screening o pesquisa del cáncer de mama; también tiene indicación en mujeres con síntomas, para diagnóstico por ejemplo, de un nódulo palpable.
¿Qué detecta la mamografía, que no detecta la ecografía?
Está demostrado que la mamografía anual reduce la mortalidad debido a cáncer de mama al permitir el hallazgo de tumores de pequeño tamaño, incluso no palpables, cuando las posibilidades de curación son máximas. También detecta y permite caracterizar las microcalcificaciones, que son una forma de presentación muy frecuente del cáncer de mama en su etapa más temprana.
¿Por qué una ecografía después de la mamografía?
La mamografía permite hallar cánceres de apenas pocos milímetros, pero hay algunas lesiones que no son detectables. Se considera que la mamografía tiene una sensibilidad (capacidad para detectar alteraciones) entre 74% y 95% y una especificidad (capacidad para diferenciar hallazgos benignos de los que son malignos) de aproximadamente un 90%. Cuando se combina con la ecografía, la sensibilidad es cercana al 100 %.
Por las características del estudio, la ecografía mamaria es sumamente útil para diferenciar los nódulos sólidos de los que tienen contenido líquido (quistes); esto no puede realizarse con la mamografía. Se indica generalmente a partir de los 30 años y es la técnica de imágenes a realizar inicialmente para las mujeres embarazadas o en período de lactancia. También tiene utilidad para las mujeres con implantes de siliconas.
La ecografía mamaria se indica especialmente cuando las mamas son densas porque es cuando disminuye el rendimiento de la mamografía convencional. Las mamas densas tienen menos tejido adiposo que las mamas que no son densas y pueden tener más probabilidad de desarrollar cáncer. La ecografía en el momento o después de la mamografía mejora la detección de lesiones tempranas o sospechosas. Ambos estudios pueden indicarse también cuando existen otros factores de riesgo, como antecedentes familiares de cáncer de mama o una biopsia previa con diagnóstico de alguna lesión con alto riesgo, ayudando además a explorar la presencia de ganglios locales y/o axilares (estadificación).
La ecografía combinada con la mamografía es de gran ayuda en las pacientes con síntomas, por ejemplo un nódulo palpable que no se ve en la mamografía, más aún si se trata de una mujer con mamas densas y menor de 40 años. Juntas, la ecografía y la mamografía, tienen un valor predictivo negativo (probabilidad de no tener cáncer si el resultado es normal) del 97% al 100%.
Los estudios por imágenes se comparan siempre con los resultados de años anteriores y se correlacionan con los antecedentes personales y familiares. A veces, el médico puede considerar necesario realizar estudios adicionales como una resonancia magnética nuclear, o puede indicar una punción-biopsia de mama para determinar si hay células malignas en una lesión sospechosa. Los hallazgos en los estudios por imágenes que se mantienen estables a lo largo del tiempo suelen ser benignos.
Actualmente, se realiza mamografía digital en prácticamente todos los centros de salud; los archivos digitalizados pueden guardarse, facilitando la comparación con los estudios a futuro. La tomosíntesis 3D es una técnica por imágenes más reciente, que tiene ventajas sobre otras técnicas de mamografía para evaluar mamas densas, independientemente de la edad. Permite un mejor contraste y definición de los tejidos superpuestos, optimiza la visualización de las microcalcificaciones y mejora la definición de las posibles alteraciones estructurales de la mama.
En síntesis, en base a los principios técnicos de cada estudio, la mamografía y la ecografía mamaria bilateral informan características del tejido mamario que son muy útiles para aclarar dudas sobre la benignidad de una lesión y cuándo puede ser necesaria una biopsia para confirmar una sospecha. El objetivo principal es la detección temprana del cáncer de mama.
Microcalcificaciones y Birads
Microcalcificaciones y Birads: ¿cuál es su relación?
Las microcalcificaciones son hallazgos frecuentes en la mamografía. Aunque generalmente son benignas, algunas veces pueden asociarse con lesiones de alto riesgo de malignidad o cáncer. De acuerdo con su distribución y morfología se les asigna una categoría en el sistema BI-RADS, que el médico a cargo interpretará individualmente para decidir en qué casos se requieren estudios adicionales.
Como se explica con más detalle en otra nota en este blog, las calcificaciones mamarias son depósitos de calcio en los tejidos de las mamas, asintomáticos y no palpables. Las calcificaciones son hallazgos frecuentes durante la realización de una mamografía, en especial con el aumento de la edad de la mujer. Según el tamaño, se las divide en macrocalcificaciones y microcalcificaciones.
Las microcalcificaciones son depósitos diminutos de calcio, visibles en la mamografía como puntos blancos muy pequeños. La mayoría de las microcalcificaciones son benignas. Sin embargo, en algunos casos pueden asociarse con cáncer o lesiones de alto riesgo. La importancia de diferenciar las microcalcificaciones benignas de aquellas sospechosas se debe a que aproximadamente la mitad de los cánceres de mama no palpables se diagnostican por la presencia de microcalcificaciones.
Cuando se detectan calcificaciones sospechosas en una mamografía de control o rutina, puede ser necesario estudiarlas con una mamografía magnificada. La incorporación de la mamografía digital y de la tomosíntesis 3D ha mejorado la evaluación de las microcalcificaciones. Por su parte, la mayoría de las microcalcificaciones no son visibles en la ecografía mamaria, que sí puede aportar otra clase de información complementaria.
¿Qué características permiten distinguir las microcalcificaciones benignas de las sospechosas o malignas?
Los especialistas en imágenes evalúan una variedad de características de las calcificaciones. Para ello utilizan términos descriptivos que han sido estandarizados en la clasificación BI-RADS. La sigla BI-RADS significa en inglés: Breast Imaging Reporting and Data System (Sistema de reporte y base de datos de imágenes mamarias). El uso de esta nomenclatura permite estandarizar los informes de los estudios mamarios, facilita la categorización de las lesiones o imágenes sospechosas, y ayuda a definir el grado de riesgo.
De manera muy sintética, las principales características que se evalúan son:
- Distribución: difusa, regional, agrupada (en “cluster”), linear o segmentaria.
- Morfología:
- Generalmente benignas: vasculares, de la piel o dermis, leche de calcio, lineares extensas, en forma de pochoclo (“popcorn”), distróficas, redondeadas o puntiformes, en anillo o calcificación de suturas.
- Pueden ser sospechosas: gruesas y heterogéneas, amorfas, finas y pleomórficas, lineares finas o ramificadas.
¿Cómo se relacionan las microcalcificaciones y las categorías BI-RADS?
De acuerdo con las características descriptivas mencionadas y el grado de sospecha, es posible asignar una categoría BI-RADS a las microcalcificaciones.
De las calcificaciones sospechosas, las lineares finas, usualmente discontinuas y con bordes irregulares, tienen un alto riesgo de malignidad y se les asigna la categoría BI-RADS 4C. Cuando estas calcificaciones son nuevas y presentan una distribución segmentaria, se las considera categoría BI-RADS 5.
El sistema de clasificación BI-RADS debe considerarse en base a su objetivo: ayudar a estandarizar la lectura de los informes de los estudios mamarios y contribuir con la toma de decisiones por parte del médico a cargo. La interpretación final y la significación de los hallazgos mamográficos están siempre a cargo del profesional que solicitó el estudio, quien deberá correlacionar dichos hallazgos con la historia personal y familiar de cada paciente, individualmente.
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Ecografía ginecológica: ¿qué detecta?
Ecografía ginecológica: ¿qué detecta?
La ecografía ginecológica es el estudio por imágenes más efectivo para examinar los órganos en la pelvis femenina: útero y cuello del útero (cérvix), ovarios, vagina y trompas de Falopio. Existen dos técnica para el estudio: transabdominal y transvaginal. Es un estudio no invasivo, ambulatorio, es decir que al terminar puede continuar con sus actividades diarias, y no se utilizan rayos X.
Como se explica con más detalle en otras notas en este blog, la ecografía es una técnica por imágenes en la que se utilizan ondas de sonido de alta frecuencia (ultrasonido), inaudibles para el oído humano. Estas ondas se emiten mediante un transductor y en su recorrido, encuentran los diferentes órganos y tejidos del organismo, en donde rebotan como un eco y vuelven reflejadas hacia el mismo transductor.
Cada tejido del cuerpo tiene una densidad diferente. Hay órganos huecos, otros sólidos y también con contenido de líquido. Esto hace que las ondas de sonido viajen a diferente velocidad: más rápido a través del hueso y más lento a través del aire. El líquido es buen conductor del sonido, por lo cual la ecografía es muy útil para detectar quistes (masas cuyo contenido es líquido) y fluido en la cavidad abdominal o en tejidos.
El transductor recibe las ondas reflejadas a distinta velocidad, las procesa y genera señales que son transmitidas a una computadora. Un programa informático convierte las señales de manera que se pueden visualizar en distintos tonos de grises en un monitor.
Para la ecografía ginecológica, también conocida como ecografía de pelvis o pelviana, se pueden utilizar dos tipos de transductores: transabdominal o transvaginal. En el primer caso, el transductor se apoya y se desliza sobre la piel del abdomen y la pelvis, mientras que el transductor transvaginal es un dispositivo delgado como un tampón, que se introduce delicadamente en la vagina.
Para que el transductor se desplace más fácilmente, se aplica una capa de un gel incoloro, que se limpia fácilmente. Otra ventaja del uso de este gel es que elimina el aire que puede interponerse entre el cuerpo y el transductor, mejorando la calidad de las imágenes.
En la ecografía Doppler, el estudio se complementa con la medición de la velocidad y la dirección del flujo de sangre en ciertos órganos de la pelvis.
Las ventajas de la ecografía ginecológica son que es un método no invasivo, ambulatorio, no requiere sedación, no se usa radiación ionizante, la preparación es mínima (solo se requiere beber agua antes de la ecografía transabdominal) y es completamente indolora.
¿Qué detecta la ecografía ginecológica?
Ambos tipos de ecografía ginecológica, transabdominal y transvaginal, se indican con mucha frecuencia en la práctica clínica, para el control de los órganos pelvianos. Permite evaluar:
- el tamaño, la forma y la posición del útero y los ovarios,
- el espesor y la densidad del endometrio (capa más interna del útero, que cambia mensualmente debido al ciclo menstrual) y del miometrio (capa de músculo del útero),
- la presencia de líquido en los tejidos de la pelvis o en sus órganos,
- la longitud y el espesor del cuello del útero o cérvix,
- la forma y las características de la vejiga.
La ecografía ginecológica transabdominal es muy útil para detectar y evaluar:
- Anormalidades en la estructura anatómica del útero, los ovarios o las trompas de Falopio,
- Afecciones del endometrio, como por ejemplo, endometriosis,
- La presencia y la posición del dispositivo intrauterino (DIU),
- Quistes y diferentes tipos de masas o tumores en los órganos o tejidos en la pelvis,
- Infecciones, incluida la enfermedad pélvica inflamatoria,
- Embarazo ectópico (cuando el óvulo fecundado se implanta fuera del útero, generalmente en una de las trompas de Falopio),
- El tamaño de los folículos en el ovario cuando se evalúa la fertilidad. Colabora además, para indicar el mejor momento para la aspiración del óvulo en los procedimientos de fertilización in vitro.
La ecografía transvaginal suele indicarse cuando se desea una mejor evaluación de las estructuras en la pelvis, debido a que brinda imágenes de mayor calidad y permite visualizar mejor los órganos desde ángulos que no pueden obtenerse con el transductor transabdominal. Debido a que no es necesario beber agua y retener orina antes de realizar el estudio, se evita la molestia de la vejiga llena como en la ecografía transabdominal.
¿Qué detecta la ecografía transvaginal?
En general se indica:
- Para evaluar mejor el cuello del útero, el útero en posición de retroflexión o retroversión,
- Cuando la paciente es obesa o hay mucho gas en el intestino (interpuesto en las imágenes),
- Para monitorear el folículo ovárico y colaborar en la aspiración del óvulo,
- Para evaluar el endometrio y la posibilidad de técnicas de fertilización in vitro,
- Para detectar masas o líquido en la pelvis,
- En casos de emergencia, cuando la vejiga está vacía y no puede realizarse la ecografía transabdominal.
Cabe mencionar que la ecografía ginecológica se indica además para confirmar el embarazo, y monitorear la salud fetal durante el mismo (ecografía obstétrica). La ecografía permite confirmar la edad del embarazo, los latidos fetales, la ubicación y características de la placenta, etc. En algunos casos, el médico puede solicitar una ecografía transvaginal, en especial en los primeros meses.
Para conocer en detalle la preparación para estos estudios, lea la siguiente nota.