Infórmese sobre las causas y los síntomas de la osteoporosis

Infórmese sobre las causas y los síntomas de la osteoporosis

La osteoporosis se caracteriza por la disminución de la densidad del tejido óseo mineralizado. Debido a que los síntomas de la osteoporosis no son específicos, con frecuencia el diagnóstico es posterior a una fractura.

La osteoporosis es la disminución de la densidad del tejido óseo mineralizado, por debajo de ciertos parámetros establecidos como normales. La etapa postmenopáusica es la causa de osteoporosis más frecuente.

En condiciones normales, el tejido óseo se encuentra en permanente recambio, regulado por  factores hormonales, nutricionales y otros. Por diversas causas, puede producirse un desequilibrio entre la reabsorción ósea y la formación de tejido óseo mineralizado, que conduce a la pérdida neta de masa ósea, es decir a la osteoporosis. La microarquitectura del hueso resulta también deteriorada, lo que disminuye la fortaleza de los huesos y aumenta el riesgo de fracturas y deformidades.

La osteoporosis es el trastorno óseo más frecuente, afecta un gran número de personas y representa un verdadero problema para la salud pública. En la práctica clínica, la osteoporosis postmenopáusica es ampliamente la causa de osteoporosis más común.  Durante y después de la menopausia, el descenso de los niveles de estrógenos en la mujer se asocia con pérdida acelerada de masa ósea. Aproximadamente 5 a 10 años después de la menopausia, la pérdida de masa ósea puede ser de hasta un tercio. En los varones, los cambios hormonales con el envejecimiento (reducción de los niveles de testosterona) también generan disminución de la masa ósea, pero menos acelerada.

El envejecimiento es otra de las causas principales de osteoporosis. La llamada osteoporosis senil se debe a la pérdida de masa ósea en la medida que avanza la edad. La masa ósea alcanza su pico en la pubertad y posteriormente comienza su disminución lenta y progresiva, que puede aumentar ante la presencia de factores de riesgo.

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Una variedad de factores pueden aumentar el riesgo de osteoporosis:

  • Bajo índice de masa corporal.
  • Alcoholismo y/o tabaquismo.
  • Menopausia temprana (antes de los 45 años).
  • Historia familiar de osteoporosis y en especial, de fractura de cadera.
  • Inmovilización prolongada / estilo de vida sedentario.
  • Etnia caucásica y asiática.
  • Ciertos medicamentos: corticoesteroides por tiempo prolongado o en altas dosis; fármacos con efecto sobre los niveles de estrógenos en la mujer y de testosterona en el varón; y otros.
  • Ingesta insuficiente de calcio.

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Además, la osteoporosis puede ser secundaria a otras enfermedades, entre ellas:

  • Enfermedades inflamatorias de los huesos (artritis por ejemplo).
  • Trastornos del sistema endocrino (problemas de tiroides o paratiroides).
  • Trastornos alimentarios (bulimia/anorexia).
  • Enfermedades gastrointestinales que afectan la absorción de calcio (cirugía de bypass gástrico, malabsorción, enfermedad del páncreas, etc.)
  • Otras enfermedades que influyen en el metabolismo del calcio en el organismo, como por ejemplo enfermedades renales.

Respecto de los síntomas, la osteoporosis se considera una entidad silenciosa, debido a que la pérdida de masa ósea no causa ningún síntoma específico. Es posible permanecer asintomático durante años, hasta que se produce una fractura ante un mínimo golpe o esfuerzo. Estas fracturas afectan con más frecuencia la cadera, la muñeca y las vértebras.

Sin embargo, uno de los síntomas de la osteoporosis suele ser el dolor agudo causado por una fractura por compresión vertebral, o dolor en cadera o muslo por una fractura patológica de cadera.

  • A nivel de la columna vertebral, la fractura de una vértebra ante un traumatismo mínimo o que pasa desapercibido, puede acompañarse de dolor agudo, que resulta el primer síntoma de osteoporosis. Puede ocurrir que varias vértebras adyacentes se lesionen con el tiempo, lo cual se asocia con dolor crónico, y continuo, en la zona afectada (por ejemplo, dolor lumbar o dorsal crónico).
  • Las vértebras torácicas pueden presentar fracturas por compresión (la vértebra colapsa sola), y pueden generar una postura encorvada anormal (“en joroba”). En algunos casos, la vértebra colapsada puede comprimir una raíz nerviosa adyacente y acompañarse de dolor irradiado.     
  • Puede haber también reducción de la estatura, con el transcurso del tiempo, debido al colapso de las vértebras de la columna.
  • En casos más extremos, las costillas pueden fracturarse ante esfuerzos menores como estornudar o toser.

Las complicaciones asociadas con la osteoporosis, en especial las fracturas, tienen un impacto profundo en la calidad de vida de las personas; así mismo, no debe subestimarse la repercusión a nivel familiar y social que genera este trastorno.  

La extensión y la gravedad de la pérdida de densidad mineral ósea (DMO) se determinan mediante la densitometría ósea. El diagnóstico de osteoporosis se establece según el resultado de la medición de la DMO o por la presentación de una fractura de cadera o vértebra por fragilidad o en ausencia de un traumatismo mayor (por ejemplo, un accidente automovilístico).

Los pacientes con esta patología deben ser evaluados para establecer la causa de la osteoporosis e implementar el tratamiento más apropiado. El diagnóstico de la causa de osteoporosis puede incluir evaluar la historia clínica completa del paciente, los antecedentes familiares, diversas pruebas de laboratorio en sangre y orina, y estudios radiográficos. Establecer si existen causas secundarias como las que se mencionaron, es relevante debido a que pueden tener un tratamiento específico.

Sin embargo, es aún más trascendente prevenir la osteoporosis y sus complicaciones. Para tal fin, es fundamental detectar temprano la osteopenia, es decir, la disminución de la DMO que no es aún tan severa como para ser considerada osteoporosis, según los resultados de la densitometría ósea. La prevención es particularmente importante para las personas con riesgo aumentado de osteoporosis, como se comenta en otro link.

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Conocer los factores de riesgo para la osteoporosis es el primer paso hacia su prevención. Es posible adoptar un estilo de vida que puede tener un impacto positivo no solo en la prevención de la osteoporosis, sino en la salud en general. Tales medidas incluyen realizar ejercicio en forma regular, mantener una dieta saludable que incluya el aporte suficiente de calcio y vitamina D, dejar de fumar y moderar el consumo de alcohol. En caso de ser necesario, el médico puede indicar el aporte complementario de vitamina D u otras recomendaciones, según cada situación individual.  

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Cáncer de próstata: qué es y cómo se detecta

Cáncer de próstata: qué es y cómo se detecta

El cáncer de próstata es uno de los cánceres más frecuentes en los varones. El riesgo aumenta con el envejecimiento. Los síntomas generalmente suelen ser tempranos y los más habituales son las relacionadas con la micción (emisión de orina).

El cáncer de próstata es uno de los tumores más comunes en los varones, afectando a uno de cada nueve varones. La mayoría de los casos se desarrollan a partir de los 50 años, aunque en una proporción importante de pacientes, los síntomas no aparecen hasta edad más avanzada.

La próstata es una glándula localizada en el piso de la pelvis, debajo de la vejiga y por delante del recto,  y que esta presente sólo en los hombres. La uretra, el conducto a través del cual se eliminan del organismo la orina y el semen, atraviesa la próstata en su trayecto, lo cual tiene relación con las manifestaciones clínicas del cáncer de esta glándula. El tamaño de la próstata cambia con la edad: durante la juventud posee un tamaño pequeño y aumenta con el avance de la edad. Por razones desconocidas, el cáncer prostático se origina por la pérdida de control de la proliferación de las células, que se tornan cancerosas y pueden extenderse hacia otros órganos lejanos (metástasis), por ejemplo, huesos.  

Los síntomas del cáncer de próstata se desarrollan muy lentamente y pueden aparecer incluso después de décadas, cuando la enfermedad ya se encuentra en etapa más avanzada. La ausencia de síntomas tempranos destaca la importancia de la detección sistemática en los controles, a partir de los 45/50 años.

Cuando están presentes, los síntomas iniciales suelen ser urinarios: dificultad para orinar, aumento de la frecuencia y urgencia miccional (emisión de orina). Puede existir especialmente la necesidad de levantarse de noche para orinar. Estas manifestaciones aparecen debido a que la glándula comprime a la uretra y bloquea parcialmente el flujo de orina. Otros síntomas de cáncer de próstata pueden ser:

  • Ardor o dolor durante la micción
  • Presencia de sangre en la orina o el semen
  • Dificultad para tener una erección
  • Disminución del fluido eyaculado / eyaculación dolorosa
  • Sensación de presión o dolor en la zona rectal

Cabe recordar que los síntomas urinarios no necesariamente significan la presencia de cáncer de próstata. Otra afección, conocida como hiperplasia prostática benigna (HPB), se caracteriza por el aumento de tamaño de la próstata, que se traduce en frecuencia y urgencia para orinar, dificultad para iniciar o interrumpir la micción, y flujo de orina débil o entrecortado. Esta afección es de naturaleza benigna pero, no obstante requiere también seguimiento y tratamiento.  

¿Cómo se detecta el cáncer de próstata?

No existe una prueba única para detectar el cáncer de próstata, por lo cual adquiere relevancia el control periódico. Las pruebas más utilizadas para pesquisar el cáncer de próstata son:

La ectasia ductal: síntomas, causas y tratamiento

La ectasia ductal: síntomas, causas y tratamiento

La ectasia ductal es una afección de las mamas, que se produce cuando un conducto galactóforo (pequeño ducto para la secreción de leche) debajo del pezón, se ensancha y sus paredes se engrosan, pudiendo asociarse con bloqueo y acúmulo de secreciones espesas.

Se produce con más frecuencia en las mujeres perimenopáusicas (40 a 60 años), pero puede presentarse a cualquier edad. Es muy habitual que la ectasia ductal sea asintomática; puede permanecer silente durante años y constituir un hallazgo casual durante otra evaluación.

Cuando están presentes, los síntomas y signos de la ectasia ductual pueden consistir en:

  • secreción pegajosa, a menudo espesa, por el pezón
  • enrojecimiento o sensibilidad del pezón y el tejido mamario adyacente
  • pezón hundido o contraído hacia adentro
  • protuberancia o nódulo mamario; en los dos últimos casos mencionados, es posible que se requiera una biopsia del tejido para descartar la presencia de neoplasia

La causa de la ectasia ductal, también llamada ectasia ductal mamaria o mastitis periductal, no se conoce con exactitud. Algunos especialistas la atribuyen a debilidad de la pared de los ductos o también a los cambios involutivos en el tejido mamario, asociados con el envejecimiento. El tabaquismo podría estar asociado con el ensanchamiento y la inflamación  de los conductos galactóforos.

Dentro de este conducto dilatado pueden acumularse células descamadas de sus paredes y secreciones glandulares, que generan un material espeso, capaz de bloquear el conducto. Esta secreción puede ocasionalmente drenar hacia el exterior y su color puede ser verdoso, grisáceo o negro. Por otra parte, el acúmulo de secreciones aumenta la dilatación del conducto obstruido y genera inflamación del tejido adyacente (mastitis). En caso de que agregue una infección bacteriana puede haber además fiebre, enrojecimiento, dolor y formación de pus.

El diagnóstico de la ectasia ductal se basa en la clínica y el examen físico, y puede completarse con una ecografía del pezón y de la aréola (ecografía ducto-radial). La ecografía mamaria convencional y la mamografía no suelen detectar las ectasias, pero contribuyen a explorar las mamas y comprobar la existencia de cualquier otra anormalidad.

¿Cuál es el tratamiento para la ectasia ductal?

Muchas veces, la afección no requiere tratamiento y mejora espontáneamente. En algunos casos pueden utilizarse compresas tibias y algún analgésico, si hubiera molestias. El médico puede indicar antibióticos si se agrega infección a la ectasia del conducto mamario. Se ha recomendado dejar de fumar, para favorecer la mejoría del cuadro y prevenir infecciones recurrentes. Por último, si los síntomas persisten, se puede extirpar el conducto obstruido mediante cirugía.

Si la misma se asocia a otras patologías más severas será su médico mastologo o ginecólogo quien le indicara cuáles serán los pasos a seguir.

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¿Qué es y cómo se realiza la ecografía de la tiroides?

¿Qué es y cómo se realiza la ecografía de la tiroides?

La ecografía de la tiroides es un estudio no invasivo, en el cual se utilizan ondas de sonido de alta frecuencia (ultrasonido) para obtener imágenes de la glándula tiroides y completar su evaluación.

Los motivos más frecuentes por los cuales se solicita una ecografía de la tiroides son: pruebas de laboratorio donde los resultados de la función tiroidea no son normales y/o la palpación de una glándula tiroides aumentada de tamaño, durante el examen clínico. El fundamento de la técnica por el cual se obtienen las imágenes es el mismo que el de las demás ecografías, por ejemplo, de mama o riñón.

¿Cómo se realiza la ecografía de la tiroides?

En primer lugar, no se requiere ninguna preparación especial antes del estudio. De ser posible, es mejor concurrir sin collares ni cualquier otro accesorio que puedan obstaculizar la práctica y deban ser removidos previamente al estudio. Para realizar la ecografía, se pedirá al paciente que permanezca acostado sobre su espalda (boca arriba). Debido a que la glándula tiroides se encuentra ubicada en la parte baja del cuello, se le colocará una pequeña almohada para extender levemente el cuello y permitir mejorar la obtención de las imágenes. Durante el estudio se aplicará un gel sobre la superficie de la piel, en el área a explorar.

El estudio es indoloro, no tiene ningún efecto nocivo sobre el organismo y al finalizar, el paciente puede continuar con todas sus actividades cotidianas.

Mediante la ecografía de la tiroides se evalúan el tamaño, la forma y los márgenes de la glándula tiroides, así como la presencia de posibles nódulos sólidos o quistes de contenido líquido. El estudio ayuda principalmente a detectar o caracterizar nódulos que se han palpado en la glándula a nivel del cuello, a diferenciar entre posibles lesiones benignas o malignas y a identificar ganglios linfáticos vecinos. La ecografía es una herramienta valiosa para la detección temprana de tumores en la glándula tiroides.

Cabe mencionar que la ecografía no permite evaluar la función de la glándula, para lo cual se requiere medir los niveles de hormonas tiroideas en sangre circulante u otra clase de estudios por imágenes en los que se utilizan marcadores especiales.

En algunos casos, si el médico lo ha solicitado, se evaluará el flujo de sangre en la glándula tiroides mediante la técnica de ecografía Doppler. En su aspecto práctico para el paciente, la realización de esta técnica es idéntica a lo descripto más arriba. La glándula tiroides es un tejido muy vascularizado y este estudio permite medir la velocidad del flujo sanguíneo en zonas específicas, como un nódulo.

Por otra parte, en una instancia posterior y cuando los resultados de los estudios en conjunto  lo sugieran, es posible que el médico a cargo indique realizar una punción con aguja fina de la glándula tiroides, guiada con ecografía. Mediante la punción se obtiene una pequeña muestra del tejido (biopsia), que se envía a un laboratorio especializado. Puede obtener más información sobre la punción de la glándula tiroides ingresando aquí.

Para solicitar un turno para la ecografía de la tiroides, ingrese aquí.

¿Sabés cuántos tipos de ecografías existen?

¿Sabés cuántos tipos de ecografías existen?

La elección del tipo de ecografía depende del objetivo del estudio que se solicita, el problema médico que se investiga y el equipamiento médico disponible. De este modo, pueden agruparse en cuatro modalidades: bidimensional (2D), tridimensional (3D), en cuatro dimensiones (4D) y Doppler.

El fundamento de la técnica para obtener las imágenes con los estudios por ecografía es básicamente el mismo, pero la elección del tipo de ecografía depende del objetivo del estudio que se solicita.

La ecografía es una técnica radiológica que permite visualizar las estructuras y los órganos internos del cuerpo mediante el registro del reflejo (eco) de ondas de ultrasonido de alta frecuencia, inaudibles para el oído humano. Dichas ondas son emitidas por un transductor que se coloca sobre la piel, previa aplicación de un gel en el área a explorar. Este procedimiento es indoloro y carece de efectos nocivos para el organismo.

El principio básico de la ecografía en medicina es similar al de los instrumentos que se utilizan para explorar el suelo en las profundidades del océano. Las ondas de ultrasonido que son emitidas por el transductor del ecógrafo usado en medicina, encuentran a su paso diferentes estructuras corporales en las que pueden ser refractadas, absorbidas o reflejadas. Esto sucede porque la densidad y composición de los tejidos es distinta; no son lo mismo órganos sólidos como el hígado o huecos como el intestino, ni es igual el músculo que la sangre.

Las ondas de sonido que son reflejadas hacia el transductor (eco), son registradas y convertidas mediante programas computarizados en imágenes (fotografías o videos) de los tejidos que se examinan. Debido a que no se utiliza radiación ionizante como en las radiografías, la ecografía encuentra amplio uso en obstetricia.

¿En qué consisten los distintos tipos de ecografías?

  • Ecografía bidimensional o 2D: es el tipo más común de ecografía y se realiza desde hace décadas. Se obtiene una serie de imágenes planas, en dos dimensiones, como cortes transversales secuenciales y en escala de grises.
  • Ecografía tridimensional o 3D: se obtienen representaciones en tres dimensiones, es decir que tienen volumen. Esto se logra al reconstruir los datos de múltiples imágenes con ángulos diferentes. Una de las indicaciones más habituales es la visualización del feto en desarrollo.
  • Ecografía en cuatro dimensiones o 4D: con las imágenes 3D registradas en rápida sucesión puede obtenerse una representación en cuatro dimensiones: la cuarta dimensión es el tiempo, que agrega movimiento y crea una representación más realista. Ambas ecografías, 3D y 4D, pueden revelar anormalidades fetales no detectadas con el estudio en dos dimensiones.
  • Ecografía Doppler: el ecógrafo recibe las ondas de sonido que rebotan en las células sanguíneas en movimiento y registra los cambios en el tono de dichas ondas de sonido, a medida que el eco se aleja del transductor (efecto Doppler). Luego, este registro es convertido en imágenes y es posible estimar la velocidad y la dirección del flujo de sangre dentro de los vasos sanguíneos. A diferencia de la angiografía, este estudio no requiere la inyección de ninguna sustancia de contraste ni el uso de rayos X.

Para solicitar turno de ecografía, hacer click aquí.

 

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